

Palacio de Potala
La fascinante capital del Tibet ofrece suficientes atracciones como para mantener ocupados a los turistas más activos y exigentes durante varios dÃas, ya que compagina sus monumentos de fama mundial con una amplia oferta
en tiendas, restaurantes y bares.
La mayorÃa de los recorridos turÃsticos empiezan con el Palacio Potala, la residencia oficial de invierno de los Dalai Lama. Este imponente edificio de 13 plantas y
más de mil habitaciones contiene un auténtico tesoro en estatuas, pinturas y objetos religiosos tibetanos, siendo las más importantes las tumbas de los antiguos lamas, cubiertas de plata o oro y incrustadas de joyas.
Con 1.300 años de historia es el templo más venerado del Tibet. Cada dÃa, centenares de peregrinos acuden allà para rezar a la estatua de oro del Buda Sakyamuni y dejar ofrendas de mantequilla de yak, para las lámparas y candelabros. Desde su tejado de oro hay unas vistas inmejorables sobre la ciudad antigua.
Miles de peregrinos deambulan alrededor del Jokhang a todas horas, por el circuito de Barkhor que es también un mercado bullicioso de objetos de culto como banderas, ruedas de oración, ropa monástica, o mantequilla de leche de yak; y utensilios de uso diario.
Merece la pena pasear por el casco viejo para descubrir sus templos escondidos, mercados, y talleres de artesanos. En medio del centro antiguo sorprende la presencia de un interesantÃsimo y muy vivaz barrio musulmán, alrededor de una gran mezquita.